En este apartado contaré pequeñas anécdotas que me ocurran y que considere que tienen un componente psicológico o de aprendizaje. Si eres mi paciente y lees esto, no te preocupes, el caso será debidamente modificado para que no pueda ser identificado con nadie.
Ayer, estaba hablando con mi hija, es pequeñita pero terriblemente inteligente (qué voy a decir yo). Estábamos debatiendo un problema y ella me dio una solución, poco realista pero muy coherente. Esta mañana la llevaba en el coche hacia el colegio y le planteé el mismo problema que ayer, su respuesta fue la misma que el día anterior. Entonces le planteé si ella creía que esa sería la solución adecuada, su respuesta me dejó impresionada: “tenemos que hacerlo hasta que funcione”.
Un poco más tarde me dispuse a realizar un artículo para este blog, después de una hora de trabajo y numerosos retoques, me decidí a enviarlo…no estaba, realmente ¡no estaba! Entonces recordé las palabras de mi hija “tenemos que hacerlo hasta que funcione”. Así que repetí el artículo, nuevamente, desde cero, ¡y ha quedado mejor que el anterior! Así que ya sabes: ¡hazlo hasta que funcione!