Psicólogos Avilés. Controlar la ira

Y esta es la primera frase que en mi clínica de psicología en avilés me dicen muchos de mis pacientes con falta de control de la ira. Me comentan como, después de un acontecimiento o acto de poca importancia, realizado por otra persona o situación, todo se pone rojo en su mente, no pueden pensar, tienen taquicardias y de su boca solo pueden salir cosas horribles.

Después de esto, suelen sentirse culpables y arrepentidos. “El mal ya está hecho y no hay vuelta atrás” me dicen entre lágrimas de frustración. “No pude controlarme” “Jamás seré de otra forma” Es decir, ¿la ira está dentro de ellos, o es un mecanismo de defensa? Piensa un poco, ¿tú qué crees?

Hay una pauta muy sencilla, yo la llamo  «esto-no-sirve-de-absolutamente-nada-pero-te-echas-unas-risas” y les comento que siempre les quedará recitar: “uno, dos y tres, cuatro, cinco y seis, yo me calmaré, todos lo veréis” Relajando la situación…

Bien, después de que hayan visto que su problema no es es fin del mundo, simplemente es algo desagradable que tenemos que cambiar, paso a explicarles cómo vamos a hacer realmente la terapia, el trabajo. ¿Y por dónde empezamos? Pues por el origen, como siempre. ¿Por qué tú sientes ira rápidamente y yo no? Bueno,  todos tenemos formas diferentes de interpretar la realidad.  

¿Qué pasa si alguien se mete contigo en la cola del autobús? 

“¡Consideraré que se está riendo de mí y le atacaré!”

 Entonces te estás responsabilizando de la mala educación de otra persona que no eres tú, ¿no? 

“Pues no, ¡es que esa persona no debería de tratarme así!” 

Sí, es cierto, no es bonito ni agradable que te traten de malas maneras, pero, realmente, no eres responsable de la personalidad de alguien que no eres tú. 

“Ok, es cierto, ¿y qué puedo hacer?”

La verdad es que nada, esa persona simplemente es así. Vayamos a investigar qué hay en ti que hace que te afecte tanto el comportamiento de los demás… Sí, lo has adivinado, vamos a ver qué hay en tu personalidad, qué mecanismos hacen que te sientas afectado siempre ante cualquier nimiedad. Muy probablemente encontremos, falta de autoestima y criterio, baja tolerancia a la frustración y al conflicto y una fuerte necesidad de ser valorado.

Bien, ya estamos dirigidos por el buen camino. ¡Empecemos a trabajar!

Primero de todo has de identificar en qué momento comienza la ira. Quizás te sea más fácil, si te digo que será una sensación fisiológica, nerviosismo, taquicardias, opresión…Después será necesario que pares. ¡Sí! que te pares, tanto física, como cognitiva, como emocionalmente. Para y piensa… ¿qué está haciendo esta persona que está provocando que, con su actitud, yo me sienta así? ¿Por qué esta persona es tan poderosa sobre mí, que es capaz de hacerme verlo todo rojo? ¿Yo soy responsable del comportamiento de esta persona? 

¿Sabes porqué las personas se comportan, en ocasiones, de manera que te hacen sentir horrible? Por la suma de dos factores, el primero y más importante es tu interpretación de su acto. El segundo, te lo explicaré con una pregunta, ¿qué da un manzano? Manzanas. ¿Y un limonero? Limones. Entonces, ¿por qué esperas que esta persona sea lo que no es?

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